Hola, soy antropólogo. ¿Me da trabajo?

Júlia Reig – Linkedin

Si has estudiado antropología en España es probable que al acabar te sientas personalmente enriquecido, que hayas mejorado tu capacidad crítica y analítica y que hayas aprendido sobre una diversidad de temas que te van a dar mucho que pensar el resto de tu vida. A la vez, puede ser que también no tengas ni idea de qué te va a servir la antropología fuera de esa burbuja que es la universidad. En mi caso, el problema era que ni yo misma, después de los cuatro años de grado, tenía mucha idea al acabar de qué era la antropología en realidad y qué podía hacer con ella.


Los problemas de la antropología en España

Una de las razones de ello es que la enseñanza no está dirigida al mundo profesional. No nos enseñan una antropología aplicada, sino académica. La antropología aplicada se la trata como la oveja negra de la familia; muchos profesores, tal y como yo recuerdo, llegaban a poner en duda su capacidad disciplinaria. El problema ahora es que desde que antropología es un grado, más y más hornadas de antropólogos están saliendo cada año a la calle en busca de experiencias profesionales. Y si no es en el mundo no-académico, ¿dónde van a poder encontrarlas?

La manera de impartir clase es también un problema*. Recuerdo que muchos profesores se limitaban a transmitirnos su “conocimiento”, leído directamente de sus soporíferos apuntes amarillentos. Había pocas posibilidades para discutir conceptos o desarrollarlos. Pocas oportunidades para hablar, discutir y equivocarse, y así aprender. No es posible desarrollar la capacidad crítica y de análisis con sólo escribir un examen al final del semestre.

La que nos enseñan en el grado es también una antropología algo pasada de moda y, a la vez, poco realista. Obviamente hay que conocer la obra de Lévi-Strauss y Mary Douglas, ya que son el fundamento de lo que se ha escrito después. Pero, sin embargo, ¿es necesario dedicar un curso entero a ello? Sobre todo si se tiene en cuenta que cualquier buena investigación que se haga hoy en día, salvo excepciones, no va a ir más allá de lo escrito los últimos 5 o 10 años.

Por último, una gran falta de los estudios de antropología en España es que NO enseñan a sus estudiantes el potencial de la disciplina. ¿Cómo podemos, como antropólogos, inserirnos en el mundo laboral, si ni nosotros sabemos qué podemos hacer con ello?

Las virtudes de la antropología

Dejadme que os cuente sobre nuestras virtudes (si me dejo alguna, no dudéis en añadirla en los comentarios aquí abajo – ésta es una lista sin fin), que espero os ayuden a encontrar trabajo.

  1. Antropología es una ciencia sobre y para las personas. Los antropólogos tenemos las herramientas para escuchar activamente los agentes implicados en un escenario, y sugerimos cambios basados en esta evidencia. La antropología no es disruptiva, en el sentido que cualquier decisión antropológica será pactada.
  2. Antropología es cualitativa y, mientras puede ser que requiera más tiempo que lo cuantitativo, los datos que nos ofrece son más ricos; los análisis, más complejos; y los resultados, más acertados.
  3. La sensibilidad hacia diferencias culturales nos da un perfil perfecto como mediadores de conflictos. La antropología nos hace empáticos, inclusivos y abiertos a las diferencias.
  4. El foco en las minorías hace que muchos queramos trabajar para dar voz a los menos afortunados socioeconómicamente.
  5. La antropología nos hace ser curiosos y hambrientos de conocimiento, por saber más sobre nuestro alrededor, lo social, lo político, y querer entenderlo (y ésto, os aseguro, es una buena disposición de vida).
  6. La antropología nos hace artistas. Creamos e imaginamos productos, relaciones y escenarios innovadores; somos capaces de pensar más allá de las reglas y estructuras establecidas.

Todas estas virtudes, yo las asociaría al método antropológico. Éste es la caja de herramientas de la antropología, nuestro método de trabajo. Lo aprendemos en la universidad y pocas veces sabemos aplicarlo más allá de las paredes del aula.

Y ahora, lo importante. ¿En qué podemos trabajar?

Salidas laborales para todo aquél que domine el método antropológico, hay muchas. Piénsalo, siempre que haya personas en juego va a ser relevante la antropología. Al escoger tu camino, sólo deberías pensar en qué es lo que realmente te gusta hacer.

Más allá de los que ya todos conocemos, éstos son sólo algunos ejemplos:

  • Mediadores en lugares de trabajo, recursos humanos.
  • Marketing, estudios de mercado, relaciones públicas, publicidad.
  • Negocios inter-culturales y/o entre países; capacitación cultural para empleados de empresas.
  • Diseñadores de software
  • Innovación en negocios, de productos, en lugares de empleo…
  • Asesores políticos, sociales, educativos, administrativos, digitales, tecnológicos…
  • Técnicos de administración pública
  • Diseño, planificación, paisajismo urbanos

Y la lista no acaba, os lo aseguro.

Espero que ahora entendáis mejor que la antropología no es un pozo sin fondo y que esto os permita venderos mejor en el mercado laboral. Manteneros alerta, que pronto escribiré algunos consejos sobre cómo llamar a la puerta de una empresa y decir: Hola, soy antropólogo. ¿Me da trabajo?

[Actualización: Puedes leer la parte II de este artículo aquí.]


* Parece que esté aquí cargando a diestro y derecho contra los profesores de antropología. Aunque creo realmente que las técnicas de enseñamiento podrían renovarse en muchos casos, también reconozco que los problemas de financiación de la universidad pública no ofrecen el mejor escenario para llevar a cabo un enseñamiento más dinámico.


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24 respuestas a “Hola, soy antropólogo. ¿Me da trabajo?

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  1. Muy buen artículo Julia. Ya sabes que coincido mucho con tu análisis.

    Hay una cosa que me ha llamado la atención, y es la salida como «paisajista urbano» (nunca lo habría pensado). Supongo que es debido a una «carencia escolar arrastrada» relativa a la Antropología Urbana.

    ¿Podrías desarrollar más la idea del paisajismo?

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  2. Hola Pablo, gracias por tu comentario!

    Paisajismo urbano lo englobaría dentro de planificación urbana, y con ello me refiero al diseño de espacio urbano mediante la aplicación de la antropología. Es decir, es la relación entre el espacio urbano y los residentes. Ya sean calles, plazas, puentes o cualquier otro espacio público.

    Hay un ejemplo reciente en Barcelona que está siendo muy polémico y que se habría podido evitar con la aplicación de la antropología. Es el de la «super manzana» del Poblenou, donde han cortado una serie de calles al tráfico, han habilitado sólo un carril de un sentido, y han establecido una serie de espacios en la carretera para devolver el espacio público a los ciudadanos. El link al proyecto del Ayuntamiento: http://ajuntament.barcelona.cat/superilles/es/
    Claro que el principio parece fantástico: menos coches, menos contaminación, menos ruido, espacio recuperado para el viandante, más árboles, más seguridad, más actividades lúdicas en la calle… Sin embargo, el proyecto cojeó desde el principio: los autobuses tenían problemas al girar en ese estrecho carril único, los vecinos tenían problemas para encontrar el camino a casa, los conductores no sabían por dónde tirar para llegar a su destino…
    El problema, diría yo, es que hubo poca comunicación. Comunicación tanto en el sentido de dar información como de recopilarla. En las primeras fases del proyecto, el ayuntamiento debería haber hablado con las partes afectadas (vecinos, negocios, colegios, ciclistas, conductores, autobuses…), escucharlas y desarrollar un proyecto beneficioso para todos. No sólo para algunos. Al finalizar el proyecto, se debería haber enviado mapas a los vecinos de la ciudad con los nuevos cambios de circulación y con consejos para encontrar nuevos caminos.
    Aunque pueda parecer muy obvio puesto así, parece que no lo es tanto. Y aquí es donde entra la antropología y nuestro poder de comunicarnos, entender, buscar compromisos y de hacer oír la voz de los que tienen menos poder.

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  3. Júlia, haces un artículo fresco, directo y muy aclaratorio de lo que puede representar actualmente la antropologia en España. Quizá el problema reside en la relatividad antropológica, todo puesto de trabajo puede ser antropológico. Aunque la definición de la metodología, funciones y temas salariales todavía son mucho más que necesarios. Conceptualizar que somos freelances y nuestro trabajo está a caballo entre un ordenador y un escenario de sujetos, también interesante analizar, porque las 40 horas de despacho tampoco son acordes a nuestro perfil creo yo.

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    1. Cristina, creo que tienes razón. Parece que el sistema laboral y la sociedad aún no están preparados para antropólogos. No hay empresas dispuestas a gastarse parte del presupuesto en financiar un estudio cualitativo que no saben ni qué les va a aportar. Como profesionales, la opción de trabajar «de gratis» claro que tampoco está. Es un pez que se muerde la cola, y somos nosotros quiénes tenemos que empujar para que la situación cambie.

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  4. Muy buen artículo Júlia. Estoy totalmente de acuerdo en que la enseñanza de la antropología en España debería se más práctica. Salvando las distancias tendría que ser F.P. equivalente al grado universitario donde desde el primer año de estudio estuviésemos pisando la calle y manchándonos las manos, leyendo mucho y escribiendo. No quiero ni imaginarme cómo saldríamos de preparados si fuese así. Hoy en día la antropología en España esta plegada hacia dentro, no sale de los despachos de la facultad y los proyectos de investigación mayoritariamente llegan a cuenta gotas a los estudiantes. Veo difícil que la endogamia existente en este momento en la Universidad se termine y veamos una ciencia más abierta al exterior, donde profesores y alumnos participen más. De momento toda la responsabilidad para producir cambios está en cada uno de nosotros y en la capacidad que tengamos de crear algo nuevo con el armazón técnico que tenemos. Yo aún estoy en el camino, espero poder verlo algún día. Un saludo!!!

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    1. Carlos Javier, gracias por tu comentario! Sabes que como tú, pienso que la enseñanza de antropología debería estar enfocada a una aplicación más práctica. A la vez pero, creo que también tenemos que estar preparados teóricamente. La teoría nos da los instrumentos para desarrollar nuestro sentido crítico y analítico y, en cierto sentido, para llegar hasta el fondo de la cuestión. Nos permite también crear nuevo conocimiento y no repetir errores pasados.
      Es por esto que, mientras entiendo porqué dices que la antropología debería ser planteada como un FP, yo creo que bien al contrario, es importante que sea un grado (y a poder ser, también añadirle un máster). Queremos antropólogos preparados y profesionales tanto en lo práctico como lo teórico, que puedan siempre dar ese paso de más!

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      1. Hola Júlia!!! Suscribo todo lo que dices. Me he expresado mal. Claro que no es mi intención rebajar el estudio de la antropología a un módulo de formación profesinal, ni por asomo quiero decir ésto. He usado esta comparación para indicar simplemente que desde el inicio del grado los estudiantes deberíamos/deberían poner en práctica las herramientas que vamos adquiriendo. Desde luego que la parte teórica es importante, es que és nuestro combustible, sin categorías analíticas no podemos hacer nada, esas son nuestras herramientas, del mismo modo que un mecánico tiene las suyas, y para eso la parte teórica es fundamental, pero no me negarás que el grado está inflado de asignaturas. Y por supuesto que debería haber un número más amplio de másters (a precios asequibles por cierto), y poder colegiarnos tal y como hacen los abogados y economistas. Hay mucho camino por recorrer y pienso que la primera piedra del cambio debería ponerla la institución universitaria que es la está en una situación de poder, mucho más que los egresados que se lanzan casi al vacío profesional en este país con el título bajo el brazo. Pero por desgracia, como pasa en todos los gremios, aquí cada cual defiende con uñas y dientes su parcela. Un saludo !!!!

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  5. Hola! Qué buen escrito, muchas gracias. Yo desde el otro lado del mar (Nicaragua) siento mucho esa crisis de empezar a exponer cambios por mí misma. En mi caso -y de muchxs colegxs antropólogxs, hemos visto que desde la academia se nos ha dejado el campo laboral casi sin gota de oportunidad, porque aquí lo que valen son los privilegios de estudiante, aquellxs a quienes nunca responden con una negativa, quienes siguen al pie de la letra la «orientación» del departamento, cierto favoritismo que resulta parásito cuando el objetivo es tener las herramientas necesarias para la competencia, según el grado de aprehensión que manifestemos por esta carrera. Unido al abandono luego de graduarnos, está la situación en que el mundo laboral no está preparado para antropólogxs, cuántas veces pasamos realizando voluntariado en proyectos sociales con la esperanza de que en algún momento podamos tener el chance de ser remuneradxs por nuestro trabajo?. Montones. La situación en este país para lxs antropólogxs es algo ambigua, lo que hasta este momento he aprendido, es a interiorizar y comprender lo que desde nuestras herramientas antropológicas podemos compartir, cada quien adquiere cierta esprcialización srgún el área social en el que desea desenvolverse, pero es un trabajo arduo, lleno de espinas y lo que me toca por hacer es liarmelas y afianzar los vínculos necesarios que me proporcionen esa cierta estabilidad y goce por trabajar en esta sociedad que me tocó. Este es un escrito obviamente sobre mi experiencia, agradezco mucho el haber encontrado esta lectura, pues aunque nuestras tierras manifiesten diferencias (en todas sus dimensiones )veo similitudes en cuanto al quehacer de la antropología. Saludes desde aquí.

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    1. AntropoNica, muchas gracias por tu comentario! Es muy interesante oír de tu experiencia en Nicaragua, y no parece que esté tan lejos de la experiencia de muchos aquí en España. Parece que el problema otra vez está en la falta de una antropología aplicada en la universidad y también en la sociedad en sí, donde nadie sabe qué es la antropología y claro, ¿quién está preparado a hacer una inversión sin saber que de hecho la puede hacer ni los beneficios que ésta va a tener? Tal como tú dices, conocer nosotros, personalmente, cuáles son nuestras herramientas como antropólogos, nos va a permitir empezar a abrirnos camino en el campo profesional. No es un camino fácil, pero alguien tiene que empezarlo… ¡y es bueno saber que no estamos solos!

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  6. Hola!
    Me gustó leerte y más el saber que no soy la única no satisfecha con la antropología actual, como bien dices estudiamos la cultura, lo estudiamos todo.
    Debemos aprender a vendernos como profesionales y a hacernos respetar para quitar la mala imagen o no imagen que tenemos como antropólogos.
    Por cierto soy de México y acá la educación esta en las mismas condiciones que escribes. Si quieres leer un enfoque diferente te invito a leerme http://www.antropologadlemi.blogspot.mx estoy empezando a escribir y conocer de antropología industrial, si sabes de algo me encantaría conocerlo!

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  7. Buenas noches Julia,

    Realmente creo que el artículo condensa la triste realidad de la antropología en España, una disciplina que si bien tiene un potencial increible actualmente se encuentra «enfrascada» en diferentes dinámicas caducas y ancladas en la faceta puramente académica – ese espacio históricamente asignado a la antropología y que lxs antropóloxs hemos aceptado de buena gana durante décadas. Una cuestión que no planteas y que considero también interesante es la importancia de la diversificación. Analizar las generalidades del mercado laboral actual requiere, por desgracia, atender a una continua diversificación. La antropología vende (y mucho), pero al menos bajo mi experiencia el problema es que la antropología per se queda relegada a un plano más bien testimonial y complementario a otras disciplinas. En Europa existe una importante tradición colaborativa entre disciplinas como la antropología, la enfermería y la epidemiología, ¿por qué los estudiantes de epidemiología tienen cursos específicos de antropología, epidemiología cultural o sociología médica y los estudios de antropología siguen abordando la disciplina como un universal? Normalmente trabajo y me rodeo de médicos, enfermeros u odontólogos, y te sorprendería cómo les cambia la cara a una felicidad exuberante cuando descubren que eres antropólogo, porque te das cuenta de que ellos tienen que lidiar en su día a día e investigaciones con cuestiones de orden antropológico que no pueden llegar a comprender y abordar debido a que su formación en antropología es complementaria. ¿En cooperación al desarrollo e investigación en salud? Más de lo mismo; se piden perfiles con conocimientos específicos de biomedicina, estadística o educación a la vez que de antropología, pero la cantidad de antropólogos que encuentras cubriendo esas vacantes es ínfima. Por ejemplo en cuestión de dos meses me han llegado varias ofertas de investigación de resistencias bacterianas donde específicamente se requerían antropólogos con conocimientos de biología. ¡Yo mismo en mi día a día tengo que diseñar protocolos de recolección de muestras de agua por medio de observaciones participantes y realizar el procesado y conteo bacteriano de las mismas!
    Para mi, una de las salidas necesarias de la antropología pasa por la diversificación; sin dejar de lado los principios teóricos (que como bien se han comentado son necesarios), pero requiriendo una formación más interdisciplinar que ponga de valor el potencial que la antropología tiene para otros campos como la ingeniería social, la biología o el diseño de programas de energéticos.

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    1. Hola Kowalski, muy interesante lo que apuntas aquí! Yo acabo de terminar mi educación y al salir me he encontrado con esto mismo que comentas: que sin una diversificación del perfil profesional, será muy difícil encontrar trabajo como antropóloga. Más que nada, la antropología nos da unas herramientas de trabajo, y a partir de allí tenemos que decidir activamente en qué usarlas, o en qué campo especializarnos. Es realmente un puente perfecto para llevar lo humanístico a otras ciencias!

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  8. Enhorabuena y gracias. Ha sido muy enriquecedor leer tu artículo y los comentarios de todas estas personas con las que me siento identificada.

    Esto me ha hecho reflexionar sobre la falta de estos espacios, de canales de comunicación, de expresión de nuestras necesidades, ilusiones, deseos, miedos, experiencias…lxs antropólogxs también somos personas. A veces nos encontramos perdidxs en torbellinos de inseguridades, de contradicciones, de deberes por convicción, y eso es maravilloso, creo que eso es parte fundamental de la vida, una vida cerca de las necesidades y preocupaciones más allá de lo establecido… pero agotador. Por ello es gratificante encontrar refugios y personas que te entiendan, bien sabemos que es importante sentirte parte de algún mundo.

    Creo que sería muy interesante que en las aulas también existieran estos espacios, que hubiera una antropología práctica e in situ de lxs antropólogxs que nos estamos formando, que estamos en el camino de la deconstrucción de todo lo que conocemos. Espacios en los que las dudas aunque no fueran disipadas, fueran puestas en común.

    Me alegro de ver como nacen todas estas iniciativas. Saludos!

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  9. ¡ qué comentarios tan interesantes, críticos y enriquecedores ! Me alegra muchísimo leeros y compartir opiniones y sentimientos que tanto nos acercan un@s a otr@s. Debemos no perder el ánimo y seguir adelante, que la realidad que quisieramos cambiar no nos haga caer en el desaliento.

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  10. Excelente articulo felicitaciones por ello. Creo que la situacion de la antropologia es a nivel mudial, estoy pasando por lo mismo preguntandome en donde puedo crecer profesionalmente y ubicarme en el mercado laboral.Concuerdo contigo en lo que planteas en su mayoría. Pienso que una de las causas principales a parte de que las empresas no saben que es la antropologia, es que no le conviene al sistema económico en satisfacer intereses. Pienso que una de las tareas hoy en día de la antropología es además de dar voz a la minorías es hacer visibles ciertos problemas e injusticias de la sociedad sociales, politicos, religiosos, culturales etc. Tal vez por que la antropología se preocupan por el ser humano no por dinero y competitividad. Seguir estudiando, escribiendo, abriendo espacios de debate, cuestionandonos de la realidad etc. Nos corresponde y hay que seguir luchando.
    Por cierto me gustaría seguir una maestría en España. saludos

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  11. Recién estoy a punto de egresar de la carrera en Antropología social, y siento que en las líneas que escribe existe una gran similitud con mi contexto ( antropología mexicana).
    Sin duda siento que parte de este desinterés por mostrar el potencial laboral de la antropología, parte de la academia que te limita a mostrar un escenario académico, en el cuál estudias, obtienes una beca, te titulas y si bien te va, tu investigación tiene un impacto social. Pero también por otro lado está la reflexión individual, en la cuál es objetivo de cada uno analizar que pasará despues de terminar la licenciatura, pocos somos los que nos ponemos en contacto con quiénes ya tienen empleo como antropólogos, o que escuchan (o leen) experiencias de colegas o tal vez buscar un voluntariado y explotar todo ese conocimiento adquirido.
    Y bueno, da gusto leer este artículo justo cuando voy acabando la carrera, ya que es muy conciso y te invita a la reflexión continua, ademas de que muestra alternativas de cómo desempeñar lo ya aprendido.

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    1. Hola David, ¡muchas gracias por tu comentario!

      Por lo que hemos ido oyendo desde que publicamos el artículo, sí que parece que hay bastantes similitudes entre España y otros países hispanohablantes. ¿Supongo que viene de que pertenecemos a la misma tradición disciplinaria? Tanto para lo bueno como para lo malo… Si te interesara explicar un poco sobre tu propia experiencia en México con un artículo, nos encantaría publicarte.

      Y si el artículo te ha hecho reflexionar como comentas, pues objetivo cumplido 🙂 Espero que pueda ayudarte en tu futuro profesional. ¡Gracias por tus buenos ánimos y suerte!

      Júlia

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  12. Buenas! Me gusta mucho tu análisis, creo que las estudiantes de antropología tenemos todo un universo oculto acerca de lo que seremos capaces de abarcar al terminar nuestro grado. Me gustaría que me explicaras un poco la relación que ves de la antropología con el «diseño de software» y en general con la informática. Gracias por tu artículo!!!

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    1. Hola Elena, ¡muchas gracias por tu comentario! Estoy contenta de que estés de acuerdo con mi análisis que, al fin y al cabo, no es más que una recopilación de mis propias experiencias, impresiones y frustraciones.

      Con «diseño de software» me refiero sobre todo al diseño de programas user-friendly. Estos programas son intuitivos y eficientes, fáciles de instalar, usar, actualizar y borrar y con un troubleshooting fácil. Los métodos cualitativos etnográficos nos pueden ayudar a entender mejor los problemas y necesidades de los usuarios y darles una respuesta adecuada. Claro que como antropólogos no vamos a hacer los programas en sí, pero podemos actuar como asesores y evaluadores de procesos para mejorar las interfaces informáticas.

      Espero que con esto haya aclarado tu pregunta, ¡gracias por tu interés! 🙂

      Júlia

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  13. ¡Buenas!

    Me ha parecido interesante tu análisis, aunque he de decir que para mí demasiado pesimista, cuando el campo de acción no lo es tanto como parece, al menos fuera de España. Un gran filón de antropología aplicada es en trabajos de cooperación, evaluación de programas en organismos internacionales o en organizaciones no gubernamentales o de diseño de proyectos para (a lo mejor podríamos meter mano desde allí para que sean «del») desarrollo.
    Además, diferentes especializaciones, fundamentalmente la antropología de género, ecológica o de mediación de conflictos interculturales, o de la salud, están más que bien valoradas en estos escenarios. Hablo desde la antropología aplicada de género, donde yo estoy trabajando, desde donde puedo ver que muchos son conscientes de la necesidad de «incluir» de forma transversal en los programas y proyectos la perspectiva de género y para ello necesitan de una nueva generación de antropólogos y científicos sociales en general que hayan recibido esa formación. Algo así como una renovación ante unas presiones (que podríamos criticar más o menos) que se ejercen desde organismos muy influyentes como UNWomen para que todas las organizaciones lo apliquen, y éstas no están dispuestas a quedarse atrás ante semejantes mandatos. Ahí entramos nosotros, quizá al principio en condiciones que no merecemos, pero nuestras iniciativas pueden ser verdaderamente escuchadas e incluso aplicadas, créanme.

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  14. hola me encantó tu articulo, justo soy una estudiante de antropología y me encuentro en mi ultimo semestre, me siento igual que lo que contabas. me frustro muchas veces porque las ofertas son muy pocas y he tenido la oportunidad de escribir a empresas donde no necesariamente buscan contratar antropólogos me encantaría saber que consejo me podrías dar.
    gracias por compartir.

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    1. Hola Sasha,

      Muchas gracias por tu comentario. Creo que somos muchos los que nos hemos encontrado en esta situación. Aún son pocas las empresas que saben cuál es la potencialidad de la antropología y uno de nuestros mayores retos ahora mismo como antropólog@s es poco a poco dar a conocer nuestro trabajo.
      Te recomiendo que leas el artículo «Cómo encontrar trabajo como antropólog@» (https://antropologiacontemporanea.wordpress.com/2017/02/20/como-encontrar-trabajo/), donde intento dar algunos consejos al respeto 🙂

      Saludos,
      Júlia

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