Mark F. Hau, Doctorando en Estudios Europeos — @MfHau
Ten en mente que no estás escribiendo una novela policíaca. No quieres crear suspenso. Intenta presentar un argumento claro y bien formulado, de principio a fin. Piénsalo como si fuera una partida de Cluedo al revés. Cluedo es un juego de mesa donde tienes que descubrir quién ha sido el asesino, con qué arma y en qué escenario. En vez de revelarlo al final, en tu ensayo siempre vas a querer empezar con el quién, el cómo y el dónde. Comienza pues escribiendo lo que piensas:
Que el Prof. Plum lo hizo en el comedor con un candelabro.
Considera este ejemplo de un texto de Heiko Henkel acerca de la crisis de los dibujos de Mahoma, que ocurrió en el 2005 en Dinamarca:
«Using a conceptual framework developed by Axel Honneth, I suggest in this article that the cartoon crisis is part of an ongoing struggle for recognition in Denmark, through which the terms by which Muslims residing in Denmark are recognized as legitimate citizens/residents of Danish society are negotiated—and on which Muslims may recognize the demands of Danish majority society as legitimate» (Henkel 2010:67).
Henkel resume perfectamente todo su ensayo en una sola frase. Desde el principio, sabemos exactamente cuál es su argumento central (que fue el Prof. Plum), en qué contexto lo escribe (el comedor) y qué marco conceptual o herramienta teórica utilizará para analizar el tema (el candelabro).
Para otro ejemplo, algo más extremo pero muy efectivo, mira esta introducción del antropólogo danés Thomas Lemke:
«In this paper I would like to address two questions: (1) why does the problem of government assume a central place in Foucault’s work? and (2) how could this concept serve to analyse and criticize contemporary neo-liberal practices?» (Lemke 2000:1)
Mientras que este párrafo introductorio no serviría para el primer capítulo de una novela de Sherlock Holmes, en academia es sublime. Sabes exactamente qué es lo que este autor quiere demostrar, y puedes claramente juzgar si lo consigue o no. Como lector, no estás perdido, sino que te lleva de la mano.
En resumen, no necesitas de una larga introducción que sirva como señuelo para que los lectores sigan con el texto. Quieres que el argumento sea claro y conciso desde un principio. En el artículo anterior (Cómo escribir, parte I) hablé de la importancia de ser estructurado al escribir. ¡Muestra al lector que has hecho tus deberes! Como más enfocado estés en tu argumento central, más fácil será para el lector seguirte.
Y recuerda, sé realista; establecer un límite es esencial. Un argumento central es suficiente para un ensayo, a no ser que seas un estructuralista francés – en cuyo caso, felicidades. Algunas de las mejores obras que he leído han tenido sólo un argumento, que podía ser resumido en una sola frase.
Referencias
Henkel, H. (2010). Fundamentally Danish? The Muhammad cartoon crisis as transitional drama. Human architecture: Journal of the Sociology of Self-knowledge, 8(2): 67-82
Lemke, T. (2000). Foucault, governmentality, and critique. Trabajo presentado en la conferencia Rethinking Marxism, Universidad de Amherst (MA), Septiembre 21-24.
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King, S. (2000). On Writing: A memoir of the craft. New York, EEUU: Scribner.
West, H.G. (2007). Ethnographic sorcery. University of Chicago Press.
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