Escrito por Meta Gorup y Dan Podjed
Artículo originalmente publicado en inglés en epicpeople.org (traducción de Júlia Reig)
El logo del evento es diseño de Tanja Lozej
¿Qué se cuece hoy en día en el campo de la antropología aplicada? ¿Hacia dónde está yendo la disciplina? ¿A qué problemas globales intentan dar respuesta los antropólogos aplicados? «Porqué el mundo necesita antropólogos» se celebra cada año para intentar dar respuesta a preguntas como éstas.
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“Las malas noticias son que la antropología nunca va a resolver la crisis global”, provocó el profesor Thomas Hylland Eriksen, “pero las buenas son que sin nosotros, nadie va a hacerlo, porque nuestro conocimiento es una pieza clave para este rompecabezas”.
El simposio de la EASA Applied Anthropology Network llamado “Porqué el mundo necesita antropólogos” tuvo lugar el 2015 en Ljubljana, Eslovenia. El acontecimiento fue un viaje a través de temas tan críticos y actuales como el cambio climático, la crisis de los refugiados, el miedo hacia los robots, el rol de la antropología y etnografía en el mundo globalizado, el emprendimiento social, el significado de los estados-nación, la seguridad y la movilidad sostenible. Los ponentes principales Genevieve Bell, Joanna Breidenbach y Thomas Hylland Eriksen, junto con Lučka Kajfež Bogataj y un panel moderador, cubrieron este vasto terreno de temas, que tuvieron como denominadores comunes los siguientes puntos:
- la interdisciplinariedad es crucial;
- los antropólogos deberían hacer su investigación más inclusiva y sus resultados más accesibles;
- los antropólogos deberían poner más en práctica una de sus mejores habilidades, la mediación intercultural, e involucrarse más en el mundo y sus problemas más críticos.
¿Cómo, exactamente, pueden los antropólogos contribuir significativamente con su trabajo? El simposio examinó rigurosamente las fuerzas y debilidades de la antropología y la etnografía y buscó así desarrollar estrategias de éxito.
Explorando la tierra incógnita de las relaciones entre humanos y robots
“Si te preocupa la llegada del apocalipsis robótico, no te lleves las manos a la cabeza aún.”
La antropóloga Genevieve Bell, Vicepresidenta e Intel Fellow de la Oficina de Estrategia Corporativa de Intel, bromeó sobre las máquinas que constituyen la mayoría de la población mundial de robots – ¡los robots aspiradora! Pero también explicó que los robots parecen estar causando una significante cantidad de ansiedad, hasta entre aquellos que los crean.
Esta “antropóloga a tiempo completo y futurista a tiempo parcial” que ha estado desentrañando los misterios de la humanidad y las ciencias sociales para una empresa tecnológica por más de una década y media, declara que los robots son de hecho un espejo de nosotros mismos: reflejan nuestra historia, poder, cuerpo y ansiedades. El trabajo de los antropólogos puede ser pues estudiar los robots en maneras que iluminen cuestiones de relaciones sociales y de poder, y de relaciones humanas con y a través de la tecnología.
Bell está vehementemente convencida de que, en todo caso, los antropólogos se distinguen particularmente por saber plantear (y contestar) las preguntas que verdaderamente importan, y que por ello mismo están moralmente obligados a hacerlo si surge la ocasión.
Ciencias naturales y sociales: Trabajando codo con codo
“En 2050, el número de migrantes puede que supere los 250 millones.”
La climatóloga Lučka Kajfež Bogataj de la Universidad de Ljubljana, un miembro del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), compartió esta preocupante estimación.
Estudios indican que sequías severas han sido un factor clave de la crisis en Siria, explicó, y éste es sólo un ejemplo del gran número de futuros migrantes que van a ser forzados a dejar sus casas a causa del cambio climático. “Solas, las ciencias naturales no pueden solucionar el problema del cambio climático,” añadió la profesora Kajfež Bogataj, y enfatizó el papel vital que el entendimiento y análisis antropológico deberían jugar en cambiar las actitudes de los individuos.
“Es hora de que creemos un mundo donde aprendamos a vivir en harmonía entre nosotros y, por supuesto, en harmonía con el planeta,” alertó Kajfež Bogataj.
La etnografía no es suficiente (¡pero es crucial!)
“La etnografía, que nunca fue suficiente, es ahora completamente inadecuada para entender qué es lo que ocurre hasta en comunidades de pequeña escala.”
Cuando Thomas Hylland Eriksen, Profesor en la Universidad de Oslo y presidente de la Asociación Europea de Antropólogos Sociales (European Association of Social Anthropologists), pronunció estas palabras, el público se quedó sin aire.
Eriksen sostiene que la etnografía es esencial, pero no sola, y que puede dar más de sí si se combina con otros enfoques, sobre todo en el estudio de las sociedades cada vez más globalizadas. Además, la antropología, aunque es un campo que se identifica fuertemente con la etnografía, tiene otros métodos y perspectivas que ofrecer. Lo primordial es que los antropólogos tienen la capacidad de actuar de mediadores transfronterizos y cuestionar categorías que otros dan por hechas. Por ejemplo, si unos encuentran maneras laicas de explicar porqué nuestro mundo es complicado, los antropólogos serán indispensables para demostrar “que las cosas podrían haber sido diferentes”.
El trabajo de Eriksen se ha centrado en popularizar la antropología. Su último proyecto ‘Overheating’ (Sobrecalentamiento), diseñado para tener un impacto fuera de la academia y de la antropología, busca comprender las respuestas locales al cambio acelerado en ámbitos como la economía, el medio ambiente y la cultura.
Continuará…
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