Un café con Norah Walsh

Viviendo entre España, Irlanda, Chile y México, Norah supo desde muy pequeña que quería estudiar antropología. Se graduó en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Granada y actualmente dirige el departamento de investigación cualitativa de Hipopotesis, una agencia de Investigación social de corte etnográfico que co-fundó en el 2016. En su tiempo libre lee mucha ciencia ficción, aprovecha para dar paseos por el bosque asturiano y estudia fotografía.

¿Cómo conseguiste tu primer trabajo como antropóloga? ¿Con qué retos, posibilidades y circunstancias te encontraste?

Mi primer trabajo como antropóloga me lo diseñé yo. Cuando terminé de estudiar me costó mucho encontrar un hueco en el espacio laboral donde “venderme” como antropóloga: no parecía haber espacio y ese fue el primer reto al que me enfrenté.

Acabé por entender que sí hay muchos espacios laborales donde la antropología tiene cabida, y muchos de ellos me interesaban. En concreto, me interesaba la fusión entre antropología y diseño, y las posibilidades que la antropología ofrece en el terreno de la construcción de soluciones, productos y servicios. Me enfrenté a la falta de información sobre la profesionalización de la antropología, mis propios prejuicios sobre las limitaciones de la disciplina y, especialmente, la falta de conocimiento sobre la aplicabilidad de mis conocimientos.

Una vez atravesadas estas barreras aprendí mucho de otras/os profesionales de la antropología que me regalaron su tiempo y sabiduría, exploré las posibilidades que más me interesaban, compré muchos libros y fundé la empresa donde trabajo: Hipopotesis.

¿En qué momento de tu carrera profesional te has desarrollado más como antropóloga?

Mi experiencia como antropóloga dio un salto cualitativo en el momento en el que comencé a estudiar la aplicación de la disciplina y sus técnicas, el trabajo de otros/as antropólogas que trabajan fuera del círculo académico y el recorrido que tiene la antropología en el sector que más me llamaba: la investigación de consumo.

El siguiente salto cualitativo en mi desarrollo como profesional de la antropología sucedió cuando comencé a desarrollar proyectos completos donde no sólo me responsabilizaba del diseño y ejecución de la investigación y la información que se produjese, sino del equipo de trabajo. Aprendí mucho y muy rápido en aquellos primeros proyectos.

¿Cómo usas concretamente la antropología en tu trabajo? ¿Puedes compartir un proyecto en específico?

La antropología es la columna vertebral de mi empresa, y por tanto de mi trabajo. No es sólo la perspectiva y cosmovisión desde la que miramos al mundo y los negocios, sino que además es la que nos aporta un cuerpo riguroso de técnicas y herramientas con las que trabajar y desarrollar nuestros servicios.

En Hipopotesis realizamos proyectos diversos, sujetos a nuestra columna antropológica. Algunos de nuestros últimos proyectos nos han llevado a explorar cómo los consumidores utilizan tecnología para trazar su salud, aspectos de la transición entre la compra off y online o el uso de servicios innovadores en un sector muy tradicional.

¿Qué aportas tú de particular como antropóloga a tus clientes?

Soy, como antropóloga y persona, el resultado de mis experiencias y las experiencias de las personas con las que me he cruzado. He tenido el privilegio de poder desarrollarme como antropóloga de la mano de profesionales destacados, y de crear un equipo de trabajo del que aprendo todos los días.

Así, puedo ofrecer a mis clientes una perspectiva cruzada entre lo académico y la calle, la innovación y lo tradicional, el agilismo y el slow living, la ficción y el ensayo.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que has recibido en tu carrera? Basada en tu propia experiencia, ¿qué consejo darías tú a unx antropólogx principiante?

El mejor consejo que he recibido hasta ahora ha sido el de no tener miedo a nombrar la antropología como nuestro marco teórico. Muchas antropólogas/os que conozco ofrecen servicios relacionados con la antropología, pero utilizan eufemismos para hablar de la disciplina porque sienten que así serán mejor entendidos. Yo procuro nombrar la antropología y colocarla en el centro de mi escenario, sin miedo.

Últimamente, cuando algunas/os antropólogas/os me escriben para preguntarme cosas o pedir mi opinión, siempre les recomiendo que lean sobre cómo se utilizan técnicas de la antropología desde otras disciplinas, para poder comprender el valor económico que se les da desde otros campos. También les animo a ponerse en contacto con otros/as profesionales de la antropología, de diversos nichos, para aprender todo lo que puedan de ellos/as. Y por supuesto, a romper estereotipos y limitaciones que imponemos a nuestra disciplina para poder conducirla hacia otros campos de estudio e interés.

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